MICROBIOTA AUTÓCTONA
1.1 Microbiota
El cuerpo humano no es un organismo estéril, nos encontramos en simbiosis con millones de microorganismos que tienen un papel crucial en nuestro desarrollo. La concentración más importante de estas bacterias, levaduras y virus la hallamos en la microbiota intestinal, conocida como flora intestinal.
La microbiota autóctona está constituida por el conjunto de microorganismos que colonizan establemente la superficie epidérmica y la de las mucosas. Juega un papel fundamental en nuestra vida, hasta el punto que ésta sería imposible sin ella.
Desde 1880 se tenía conocimiento de la existencia de una microbiota asociada al organismo en simbiosis, pero desde hace 10-15 años ha aumentado su interés, prestando gran atención a los efectos beneficiosos que produce en la prevención y tratamiento de procesos infecciosos, autoinmunitarios y metabólicos.
La flora intestinal se determina en el nacimiento. Es en ese momento cuando el cuerpo es colonizado por más de 400 tipos de bacterias procedentes de la madre y su desarrollo y equilibrio es primordial para la salud y el bienestar.
1.2. Funciones de la microbiota autóctona
Esta realiza un gran número de acciones beneficiosas para el hospedador. Las englobamos en dos tipos: función metabólica y función protectora.
- 1.2.1 Función metabólica.
Por una parte, la microbiota es capaz de generar nutrientes esenciales como las vitaminas y algunos aminoácidos. Por otra parte, promueve el aprovechamiento de nutrientes no digeribles. De todos los glúcidos que ingerimos en la dieta, sólo tres -sacarosa, lactosa (no siempre) y el almidón- son digeribles por nuestras propias enzimas. El resto, como celulosa, pectinas de origen vegetal y los glucosaminoglicanos de la carne, llegan al intestino grueso casi intactos. Allí son degradados por la microbiota autóctona que genera hidrógeno, dióxido de carbono y ácidos grasos de cadena corta. Estos últimos inhiben el crecimiento de organismos patógenos, son una fuente de energía vital para los enterocitos y neutralizan los grupos amonio.
Por otro lado, aumenta el volumen de las heces, estimulando el peristaltismo intestinal.
Se estima que la microbiota colónica contribuye con más de 500 Kcal diarias a nuestro metabolismo, siendo esencial en los países subdesarrollados.
- 1.2.2 Función protectora.
Por una parte, con las células epiteliales forman una barrera intestinal y vaginal e interactúan con células del sistema inmunitario mucosal, implicados tanto en la respuesta innata como en la adaptativa.
La primera línea de protección es la barrera microbiológica que impide el asentamiento de microorganismos foráneos, potencialmente patógenos, sobre nuestras mucosas, que sólo se establecerían en casos especiales, por ejemplo tras un tratamiento con antibióticos.
Además, las bacterias de la microbiota generan multitud de sustancias con capacidad antibiótica como los ácidos orgánicos y el agua oxigenada.
La segunda línea protectora de la microbiota es por interacción directa con las células epiteliales de las mucosas, promoviendo su desarrollo y funcionalidad. Es decir, la microbiota fortalece la función epitelial de barrera.
Las bacterias comensales también presentan una acción indirecta de carácter inmunomodulador, contribuyen al desarrollo, maduración y mantenimiento del sistema inmunitario mucosal (tercera línea de defensa) e incluso al del sistema inmunitario sistémico.
Por una parte, la microbiota promueve el desarrollo del sistema inmunitario en la infancia. Se ha visto que animales criados en condiciones libres de gérmenes presentan un sistema inmunitario inmaduro. Por otra parte, interviene en la regulación de la homeostasis inmunológica propia del intestino adulto.
1.3 Factores que alteran la microbiota: disbiosis
“Disbiosis” es la situación en la que el ecosistema microbiano predominante no es el habitual. Por lo tanto, los efectos beneficiosos asociados a la microbiota autóctona se ven atenuados, pudiendo llegarse a la alteración de la fisiología de la mucosa e incluso a la aparición de la patología. La flora del adulto fluctúa influenciada por una serie de factores intrínsecos y extrínsecos. Principalmente se ve alterada por el uso de antibióticos y otros medicamentos, por una incorrecta alimentación, al viajar a otros países también en épocas de estrés.
Dichas alteraciones no se limitan a procesos infecciosos, sino que también se las ha relacionado con diversos procesos autoinmunes e inflamatorios como las alergias, la obesidad o las enfermedades inflamatorias intestinales, aunque por el momento no está claro el origen de la disbiosis en cada caso. Mantener la flora intestinal equilibrada y sana es esencial para la salud, porque es en el intestino donde se originan la mayor parte de las células inmunitarias de nuestro organismo.
La disbiosis mejor conocida del sistema gastrointestinal es aquella que se da en pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales (EII) en los que además de reducida la complejidad bacteriana de especies beneficiosas como phylum firmicutes, tambien se nota menor diversidad de especies. Y esto es aprovechado por otros grupos bacterianos que pueden inducir la inflamación del entorno por su actividad destructora de la barrera de moco, ej. Ruminococcus gnavus, o por su elevada adhesión al epitelio como Escherichia coli.
Por otra parte, la disbiosis de la microbiota intestinal, debido a la interacción existente entre la microbiota y el sistema inmunitario, puede influir indirectamente en la respuesta inmunitaria del individuo.
Se ha identificado un grupo de bifidobacterias (B.animalis subsp lactis) utilizada en el campo de alimentos funcionales lácteos con probióticos que produce un polisacárido de gran tamaño que podría aliviar los estados inflamatorios intestinales, posible ayuda al tratamiento de enfermedades intestinales que en ningún caso sustituiría al tratamiento médico pero si ayudaría a disminuir la inflamación.
Últimamente han aparecido muchos estudios relacionados con la diabetes tipo 1, la celiaquía y la artritis reumatoide, entre otros procesos patológicos.
Hemos visto que los lactobacilus son esenciales para el mantenimiento de la salud vaginal durante la edad fértil. Ahora bien, en ocasiones su concentración disminuye por debajo de un nivel crítico, lo que es aprovechado por otros microorganismos vaginales o de origen exógeno, para proliferar dando lugar a vaginosis bacterianas, candidiasis e infecciones del tracto urinario inferior provocadas principalmente por Escherichia coli.
En ocasiones, la microbiota de ocupación genera sustancias carcinógenas al metabolizar los nutrientes y los ácidos biliares transformando las células intestinales en tumorales. Por eso es importante que los residuos permanezcan poco tiempo en el organismo.